jueves, 16 de mayo de 2013

La cueva de los ladrones.


En este experimento se involucró a 22 niños de 11 años de edad los cuales fueron llevados a un campamento de verano en el parque estatal ‘La cueva de los ladrones’ en Oklahoma, sin saber que eran los sujetos de un experimento. Antes del viaje se dividió – totalmente al azar – a los chicos en dos grupos. Son ellos los que forman la base del estudio sobre como se forman prejuicios y conflictos entre dos grupos de personas.
Cuando los chicos llegaron, cada grupo fue alojado en cabinas separadas y durante la primera semana no sabían de la existencia del otro grupo. Pasaban el tiempo conociéndose entre ellos, prácticaban natación y senderismo. Cada grupo eligió un nombre, unos se llamaban Eagles y los otros eran Rattlers.
Una vez que los dos grupos estaban establecidos, el experimento se trasladó a una segunda fase. Por primera vez se les permitió conocer al otro grupo y pronto surgieron signos de conflicto entre ellos en forma de insultos verbales.
Sin embargo, un poco de insultos no era suficiente. Los creadores del experimento querían aumentar considerablemente el conflicto, para ello se enfrentó a los grupos uno contra otro en una serie de competencias. Esto aumentó el antagonismo entre los dos grupos, especialmente una vez que todos los resultados de los equipos se sumaron y los Rattles ganaron un trofeo por las actividades realizadas. No se permitió que los Eagles lo olvidaran.
Los Rattles reclamaron el campo de juegos colocando su bandera en él. Más tarde, cada grupo comenzó a insultar y entonar canciones despectivas hacia el grupo contrario. Pasado poco tiempo, los dos grupos se niegan a comer en la misma habitación.
Una vez que se ha instigado a los conlictos entre los grupos de manera exitosa se procede a la fase final del experimento. ¿Podrían los creadores del experimento inducir ahora a los dos grupos a hacer las paces? En primer lugar intentaron organizar algunas actividades en las que los dos grupos se reunieran, tales como ver televisión o lanzar petardos, pero ninguna funcionó.
Entonces se intentó con un nuevo enfoque. Llevaron a los dos grupos a una nueva ubicación y se les dió una serie de problemas para resolver. En el primer problema se les dijó a los chicos que el suministro de agua potable había sido atacado por vándalos. Después de que los dos grupos habían trabajado juntos con éxito para desbloquear un grifo, las primeras semillas de la paz se sembraron.
En el segundo problema los dos grupos tuvieron que unirse para pagar por la película que quería ver. Ambos grupos coincidieron en que película deberían ver. Por la tarde los miembros de ambos grupos volvieron a comer juntos.
Los dos grupos se encontraron ‘accidentalmente’ con más problemas en los próximos días. La clave era que los chicos se encontraban con tareas que tenían un interés común en lograr. Al final los dos grupos decidieron viajar en el mismo autobus de regreso a casa. Se habían hecho las paces.
Sherif llegó a una conclusión importante a partir de este estudio y otros trabajos similares realizados entre las décadas de 1940 y 1950. Sostuvo que los grupos desarrollan de forma natural sus propias culturas, estructuras de estado y fronteras. Piensa en cada uno de estos grupos de muchachos como un país en el microcosmos. Cada país tiene su propia cultura, su gobierno, sistema legal y traza fronteras para diferenciarse de los países vecinos. A partir de estas estructuras internas, se crean las raíces del conflicto entre los países.
Una de las razones por las que el estudio de Sherif es tan famoso es porque parece mostrar como dos grupos se pueden reconciliar y como la paz puede florecer. La clave fue enfocarse en metas de orden superior, aquellas que se extendían más allá de los límites del grupo. Al parecer eso fue lo que unió a los Rattlers y a los Eagles.


El experimento de la cueva de los ladrones llevado a cabo por Muzafer y Carolyn Sherif  un estudio clásico sobre prejuicios y conflictos.
Los niveles desiguales de poder entre los grupos cambian fundamentalmente la dinámica entre ellos. Ya sea que se trate de países, empresas o familias, si un grupo tiene más poder de repente se sientan las bases para las competencias orquestadas y la cooperación, por no mencionar la manipulación. Manipular otros grupos es, sin embargo, un juego peligroso y los grupos débiles no siempre juegan bajo las reglas que se les han impuesto.


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